Filipenses 2: 5-9
Filipenses 3:13-14
En términos espirituales, en estos momentos es determinante evaluar en qué actitud estamos delante de Dios.
El tiempo en que ha conocido a Dios, debe de reflejar una transformación poderosa en la cual puedas ver tú antes y tú después.
El señor está buscando hombre y mujeres que le sirvan, y que se dejen moldear por lo que dice su palabra. Dios desea desarrollar en ti un hombre y/o una mujer llenos de la gloria que solo el derrama a esos que le buscan.
Parece que la vida de todo cristiano gira en un ciclo continuo, parece que vivimos los mismos pasos una y otra. Viene el problema o cualquier situación adversa y actuamos de la misma manera.
1. Llega el problema.
2. Recuerdo lo que dice la biblia, me apoyo en sus promesas, me apoyo en las profecías.
3. Vuelvo y me levanto.
4. Volvemos a paso #1.
Cuando pensamos en cadenas pensamos en ataduras, algo que no nos permite hacer lo que queramos. Por la tanto, todo lo que impide nuestra libertad es una molestia en nuestras vidas. Pablo experimentó esto en su vida siempre dándole las gracias a Dios.
¿Por qué darle gracias a Dios en una situación similar? En Hechos 21 un profeta Agabo, le dice a Pablo que de llegar a Jerusalén seria atado. Esto trajo conmoción en medio de los que le rodeaban incluyendo a Lucas y trataron de persuadirlo de que no llegara a Jerusalén, a lo cual Pablo no hizo caso, declarándoles que él no tenía miedo de ser atado, azotado o de morir por el nombre de Cristo.